Blue 6. “Sweeter Love”
Y.
Sin duda una de las grandes ventajas de las citas por internet es la posibilidad de entrar en contacto con personas de fuera de nuestros círculos habituales, con quienes difícilmente coincidiríamos de ninguna otra manera.
Sin duda una de las grandes ventajas de las citas por internet es la posibilidad de entrar en contacto con personas de fuera de nuestros círculos habituales, con quienes difícilmente coincidiríamos de ninguna otra manera.
Y. era
una mujer distinguida, probablemente en sus 40 y muchos, hija de un diplomático
extranjero, acostumbrada a los lujos de la alta sociedad, aunque también
arrastrando un oscuro pasado de abusos que no viene a cuento detallar ahora.
Vivía
en la parte alta de Barcelona, y recuerdo que en nuestra primera cita, después
de invitarla a uno de los mejores restaurantes de la ciudad (el Gaig) y la
posterior copa en una desaparecida discoteca de la Diagonal cuyo nombre no
recuerdo, accedió sin dudar a trasladarnos a mi casa en las afueras. Valga este
ejemplo como ilustración sobre el manido tema de si hay o debe haber o no sexo
en la primera cita con un desconocido. Yo simplemente puedo constatar que, al
menos en los tiempos anteriores al coronavirus, en caso de existir atracción mutua,
aproximadamente en la mitad de los casos hubo sexo en la primera cita. Y no
recuerdo de nadie que se arrepintiera de ello…
Lo de
Y. fue una historia corta, básicamente yo estaba saliendo con otras chicas, y
ella era demasiado mayor para mí. Aún así, era una mujer con un morbo
indudable. Recuerdo una excitante sesión de sexo virtual via webcam:
a mi me gustaría tragarla y juguetear con mi lengua
chuparla suavemente al principio
y poco a poco subir el ritmo y chupar mas fuerte
meterla hasta el fondo cada vez más rápido
+ y + y+ y+
hasta oirte kejarte de placer
y suplicandome ke
continue
cuando haga ademan de
soltarla y sacarla de mi boca
eso si frotandola con mis labios
y kiero ver
correrte
en mi boca porfavor
y chupo tu jugo
como un elixir
y te recompenso lameteando suavemente tus testiculos
Sin
olvidar, desde luego, un memorable
mediodía “de trabajo” para comer y “siestear” a continuación en un lujoso hotel
situado junto a la famosa torre Agbar. La siesta, por cierto, incluyó la
sodomización de la elegante Y, gran aficionada a esa interesante
práctica.
La
canción “Sweeter Love” formaba parte del repertorio que yo solía utilizar como
música de fondo para aquellos apasionados y excitantes encuentros...
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