domingo, 15 de febrero de 2015

Don Juan de tercera

Mi semana de donjuan de tercera ha transcurrido penosamente, a pesar de la cantidad de horas invertidas en ese invento fatídico llamado Meetic. A veces me pregunto cual es la razón de su enorme poder de adicción. Supongo que principalmente es debido a que el universo de población ahí apuntado es tan amplio, unido a la facilidad de establecer contacto sin apenas esfuerzo, que es inevitable generar la curiosidad por saber qué más podemos encontrar, cómo será el próximo perfil que exploremos, qué pequeña o gran sorpresa nos aguarda en el siguiente click. Es como revolver en el cajón de rebajas del corte inglés, rebuscamos y rebuscamos entre prendas de tallas y colores absurdos, esperando encontrar, en el fondo del cajón, la ganga escondida que nos irá como anillo al dedo.

Bueno, hago un resumen:

- Mi amante “oficial”, Mt., una mujer casada que conocí en noviembre y con la que he follado dos veces, está saturada de trabajo y apenas contesta mis mails. De hecho empiezo a sospechar que no tiene muchas ganas de verme. Yo creo que le gusto,  pero que piensa que no soy la solución a sus problemas, que son básicamente una vida insatisfactoria y poco excitante, y que va a cumplir 46 años y el espejo le dice que su belleza se está marchitando.

Mi ex, C., por fin ha empezado a salir con un chico que parece majo. Pero me dice que le han salido manchas en la piel (ya tuvo un carcinoma) y no se atreve a ir al médico. Le digo que si quiere que le acompañe, dice que sí. Mmmmm. ¿Y por qué no le acompaña su nuevo novio? - te preguntarás. Yo también me lo pregunto. Pero no me atrevo a preguntárselo a ella.

- El viernes de la otra semana salgo a cenar con Mr., la amiga del año pasado con la que me reencontré estas navidades y con la que eché un polvo de esos “por los viejos tiempos”, diciéndole que había roto con I. Fuimos a cenar y luego una copa, y a pesar de que la considero más inteligente y de conversación más interesante que I, el caso es que no consigo sentirme seducido ni próximo a ella. No sé, es como demasiado ordenada, cuadriculada, poco pasional, poco sensual. Lo curioso de este tipo de mujeres es que a priori no te esperas cómo luego son capaces de desmelenarse mientras te están cabalgando encima buscando entusiasmadas su orgasmo... En fín, el ser humano siempre es sorprendente.
El caso es que ese viernes nos fuimos a dormir cada uno a su casa, y no la he vuelto a llamar.

- El sábado me fui de excursión con I., mi pareja oficial. Fuimos a Cadaqués, dormimos allí, todo fue como la seda. Volvimos el domingo por la tarde, yo ya un poco saturado, a pesar de que su compañía es agradable, pero el caso es que yo preferiría no volver a vernos en unos días. Y creo que a ella le pasa lo mismo, quiere espacio para hacer su vida, aunque en su caso estoy seguro de que no incluye infidelidades.

De lunes a viernes estuve intentando desesperadamente conseguir citas:
- El miércoles por la tarde me cito por fin con otra casada insatisfecha, de 47 años. Que busca “la belleza total” dice.  Pues mira, ahora que lo pienso, sí podría haber sido un personaje de “La gran belleza”. Gran película, por cierto, no sé si la has visto. Muy felliniana. Esperpéntica.  En efecto,  me aparece una señora esperpéntica vestida de rojo chillón y labios pintados a juego. De ¿cuarenta y siete años dices?... Cincuenta y siete más bien... Ay deu meu senyor, si es que nunca aprenderé. Bueno, tomamos un café, mucho gusto conocerla señora mía, adiós, adiós.

- El jueves por la noche tenía cita con otra,  soltera, 41 años. La foto es muy mona. Mi pareja I. también quería quedar esa noche, le pongo una excusa. Como suele suceder, el bombón me cancela la cita “por un compromiso imprevisto”. Bueno,  a ésta realmente lo que le pasa es que quiere tener niños y yo ya le dije que había cerrado el grifo. Así que aunque le caigo simpático y accedió a la cita, a última hora se ha arrepentido. Total que intento recuperar la cita con I.: más vale polvo conocido que ligue por conocer... pero me dice que ya ha quedado a cenar con su prima. Fantástico, vaya semanita.

- El viernes trabajo por la tarde y chateo a ratos perdidos. Consigo una cita a las once de la noche en Manresa. Vaya tela, pensarás tú. Pues sí, tienes razón, huele a desesperada desde una hora lejos. Pero en fin, yo también llevo una semana de desesperación, y aunque no te lo creas, alguna vez he tenido una cita relámpago de éstas que ha salido bien. Además, las fotos no estaban mal. 
Me tiro una hora de coche hasta Manresa, y me encuentro con una señora cincuentona, bajita, con gafas, nariz enorme y minifalda muy corta. Verge santíssima!
 Me lleva a un bareto en el que tocan música en directo. Veo algunas parejitas por ahí sentadas dándose el lote: Uy uy uy, aquí hay que mantener las rodillas juntas o voy a perder la honra.
En fin, dos cervezas más tarde y después de mostrar por mi parte muchísimo interés por los músicos (unos kumbayás insoportables) y nulo interés por mi entusiasta acompañante, le digo que ya es tarde, la deposito amablemente en su portal y me vuelvo pa casita jurando y perjurando que me borro de meetic para siempre, o que a partir de ahora, sólo treintañeras.

Sábado. Quedo por fin con la novia oficial, que para eso está. La verdad es que es una santa. Además es alegre, es guapa, y está medio enamorada aunque no lo quiere reconocer ¿qué más quiero?  Vamos a cenar, luego a su casa, por fin echo un polvo como dios manda y me quedo dormir con ella.  Por la mañana echamos otro, aunque para colmo de males, yo cada día rindo menos. No me explico para qué quiero amantes si no voy a poder con ellas. En fin, quien me entienda que me compre.

- Hoy domingo. Vuelvo a trabajar. Me contesta por fin Sonia,  la nueva cita del próximo miércoles, después de ver mis fotos. Al menos aún me dirige la palabra, ya veremos si anula la cita o no. En su foto está riquísima, 43 años. Claro, asi no hay quien se desenganche de la adicción