jueves, 30 de julio de 2015

Dos mil quince. Aclaraciones.

Hola de nuevo.

Hoy he tenido la agradable sorpresa de descubrir que hay algún lector o lectora al que le ha gustado alguna entrada de mi blog.

En este punto siento la necesidad de hacer alguna aclaración:

- Supongo que cada cual escribe blogs por diferentes razones. La mía es, indiscutiblemente, mostrarme tal cual soy. Volcar en palabras mis pensamientos, sin censura ni filtro.
No pretendo tener seguidores, ni busco comprensión, ni estima, ni provocar admiración ni rechazo, ni seducir, ni gustar.
Obviamente, si escribo y publico, es porque deseo ser leído. También agradezco los comentarios. Y en el fondo en el fondo, albergo la secreta y remota esperanza de encontrar, desvelando mi yo más íntimo, algún alma gemela que ande flotando por ahí.  No obstante, la sinceridad extrema y descarnada no suele ser un buen método para resultar atractivo, de modo que esa esperanza no pasa de ser una ensoñación ingenua.

Además, esto de las almas gemelas es muy relativo, y más por estos lares ciberespaciales. En realidad, a lo largo de los años de navegación he encontrado muchas -varias- almas "gemelas". Ha habido muchos intercambios de mails estimulantemente prometedores que finalmente acabaron en el cajón de los recuerdos. Algunos desembocaron en encuentros en el mundo real, otros no. Algunos acabaron en amistades reales, otros no. Algunos acabaron en vínculos afectivo-sexuales, otros no.

Pero en fin, lo cierto es que mi vida es -relativamente, también- solitaria, y ya en la adolescencia me dedicaba a llenar páginas y páginas de desgarradoras descripciones de mis infortunios emocionales, que hoy en día duermen el sueño de los justos en algún oscuro rincón del sótano.

Así que en resumen, aviso a navegantes: escribo por escribir, con la premisa de la más absoluta sinceridad. Si ello resulta en entradas grotescas, tediosas, aparentemente presuntuosas, políticamente incorrectas o, simplemente, groseras… en fin… mala suerte.



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